lunes, 13 de julio de 2009

Soy EMOcional

espero que les guste, es una pequeña historia,...y por favor perdonen si ofendo a alguien...:P

Estoy tan cansada de escuchar a todos decir que todo estará bien, cuando se que no será así.
Toda mi familia se encontraba en ese hospital, aquella mañana de invierno, el frió se adentraba en mi piel, no me dejaba respirar, eso, además de mis dolorosas lágrimas, harta de llorar por horas junto a mi pequeña hermana Haylie. Mi padre, solo estaba haciendo del adolorido, cada vez que lo miro observo en él aquellos recuerdos de esas tristes noches, cuando lo veía golpear sin piedad a mi madre, mientras ella rogaba que se detuviera. El sonido de sus gritos eran angustiantes. Ahora todos sus golpes por fin dieron frutos, Después de la espera, el doctor Collins salio del cuarto de urgencias
-Señor Crawford, su esposa…la señora Crawford, nos ha dejado- dijo el doctor intentando mostrarse triste.

Mi padre asintió con la cabeza y se dirigió a nosotras. Con paso lento llegó hasta nuestras sillas e intentó mostrarse devastado, pero el drama no es lo suyo.
Esa misma noche, mi padre había llegado de la cantina, furioso como siempre, se acerco a mi madre y la sostuvo por el cuello.
-¡NO!..¡BASTA POR FAVOR!-decía con una voz entrecortada.
-¡NO ME INTERESA MALDITA ESTUPIDA!-gritaba a toda voz, y en un segundo mama se encontraba en el suelo, lastimada.
Me cubrí los ojos como acostumbraba, solo escuchaba cada grito, gemido, sollozo que emitía. Ella suplicaba, rogaba, para que se detuviera sin prestarle atención al volumen de su voz. Mis lágrimas cubrieron todo mi rostro, rogaba a Dios que la hiciera parar, pero nunca funcionaba hasta esa noche, cuando no pude oírla más, abrí los ojos, mi madre se encontraba tirada en el piso de la pequeña cocina, sangraba en cada parte de su alma, tenia los ojos llenos de agua salada, y cada ropa emanaba solo gotas de sangre. Mi padre tenia un cuchillo en sus manos y supe que él le había incrustado ese cuchillo en el corazón.
Mi rostro estaba en pausa, ni lloraba, ni gritaba, solo observaba a mi mejor amiga agonizando, la única persona que evitaba que nuestro padre se nos acercara, como aquel día que decidimos ir a la policía, pero solo conseguimos ser ignorados. Y esa noche probablemente Haylie y yo íbamos a ser asesinadas, pero nuestra amorosa madre lo evito recibiendo ella la golpiza.
Intentado disimular, papa llamo al 911 y en algunos minutos una ambulancia estaba en la puerta. Llevándose el cuerpo en la camilla y con eso mi vida, yo protegía a mi hermana con mis brazos, Me hubiese gustado sentir esperanza, pero no la tenia, sabia que era el inicio de una pesadilla.

Habían pasado dos meses desde su muerte, la extrañaba en cada partícula que me quedaba de vida. Las cosas se habían vuelto peores, a veces ni teníamos que comer y estaba harta de echar a los banqueros que querían sacarnos de la casa por tantas deudas, deudas que mi padre tenia por haber bebido. La borrachera lo llevo al desempleo, la borrachera que siempre llevaba a casa, ahora con amigos iguales de asquerosos que abusaban de mí a diario, y yo siempre intentando esconder a mi hermanita de 6 años bajo la cama, para que solo lo hicieran conmigo, mientras mi corazón, aún esperanzado rogaba a Dios que se detuvieran.

El día que decidí regresar al colegio, pude ver algo que antes no le prestaba atención, un grupo de personas, se reunían en uno de los callejones sin salida que existían en las esquinas de ese putrefacto colegio.
-olle, ¿Por qué miras para allá?-la voz de un extraño muchacho me saco de mis pensamientos.
-eh…por nada en especial-balbucee.
-Ja, tranquila, ¿tu eres Hallie Crawford no?-pregunto curioso
-si, yo soy, ¿tu quien eres? ¿Cómo me conoces?-pregunte sorprendida
-soy Max Lincon, esa es mi gente, ¿quieres conocerlos?- decía mientras una deslumbrante sonrisa salía de su boca.

Hipnotizada, seguí a Max hasta ese callejón oscuro. No podía creer lo que veía, todos los chicos eran extraños, tenían los ojos cubiertos con la melena de su cabello, cada uno tenía una navaja pequeña y estaban vestidos de negro. A pesar de no poder ver sus ojos, podía notar en ellos una mirada calculadora, sin sentimientos, Entonces uno de ellos se acercó a nosotros y dijo
-Max, ¿Quién es?, sabes que no tenemos visitas-me miro de reojo.
-calma, ella es la chica Crawford, talvez se nos una-rió satisfecho y no sabia porque.
-ah, olle así que… ¿la pasas bien con los amigos de tu padre?, yo también quiero pasarla bien-
Pude haberlo golpeado, pero los recuerdos me golpearon primero, y mire al suelo sin percatarme de todo el dolor que se reflejaba en mí.
-ya Eric, Hallie-volteo a verme-todos sufrimos aquí, encontraras consuelo con nosotros- Max me lo dijo con sus manos sobre mis hombros, apoyándome, por fin había sentido paz, o al menos eso quería creer.
-¿Quiénes son ustedes?-dije confusa
-nos llaman EMO, ¿te apuntas?- decía el tal Eric mientras sostenía una navaja en su mano, que luego se la colocó en su brazo y se rasgo con ella, salté de la impresión y el solo rió divertido.
-¿Q…que…que es…EMO?- pregunte como tonta
- nuestra religión- contesto él.

Al cabo de los días, mi desordenado cabello negro cubría mi ojo derecho, también pude fumar, drogarme yo sola, y tener relaciones a voluntad propia, ya ni me importaban que los amigos de mi padre llegarán, hasta había inventado trucos para complacerlos, ya ni rogaba a Dios que me ayudara, nunca lo hacia…

-hola chicos- salude a mis nuevos amigos entre la helada nieve.
-hola preciosa, ¿lista para la iniciación?- preguntó ahora mi novio Max.
-claro, ¿Qué tengo que hacer?- dije sin pensar, ya casi ni me ocupaba en pensar.
-bueno Hallie, has pasado todas las pruebas, te has podido drogar, fumas y te me has entregado, creo que ya puedes con lo que sigue-me ofreció una navaja, y él tenia otra en su mano-córtate conmigo.

Las palabras erizaron mi delicada piel blanca, el miedo que había dejado de sentir hace ya tanto había vuelto, y era peor, no quería ver correr mi sangre, sentía como si la de mi madre estuviese corriendo también. Pero tome la navaja y dije:
-¿tengo que?-
-¡CLARO!... ¿no lo ves Hallie?, “vive con el dolor y serás feliz”, si te cortas, nos demostraras que vives con el dolor, todos hemos pasado por mal en nuestras vidas por eso somos esto, la sociedad es la culpable, nunca nos prestaba atención hasta ahora, únete Hallie, sufre y demuéstrales que sufres, olvídate de todo, de las violaciones, de tu pobreza, del hambre, de tu padre, de tu madre, de tu hermana y córtate-

Cuando escuche “de tu hermana” recordé que tenía una razón para seguir viviendo, y de aquellas viejas mañanas que jugábamos a que éramos princesas encerradas en un castillo por el horrible dragón, un día llegaría un ángel y nos salvaría. Se lo prometí y le prometí que yo siempre la ayudaría y la guiaría por un mejor camino… ¿acaso este era el camino que debía enseñarle a mi hermana?
-no puedo hacerlo, yo tengo que vivir por mi hermana, lo siento Max, LO SIENTO A TODOS- grite en voz alta.
Todos miraron impactados y muy enojados.
-¿Qué te crees?, HAZLO AHORA HALLIE-grito Max enojado.
-lo siento-dije en voz baja
-siéntelo por ti-
Max tomo mi brazo a la fuerza, yo intentaba liberarme, pero de repente los demás estaban encima mió. De nuevo el miedo invadió mi ser, desesperada intente soltarme, mis ropas se rasgaron, Eric lo había hecho con su navaja.

-¡NO!, BASTA POR FAVOR-gritaba con esperanza de que me soltaran.
Recordé las noches que mi madre gritaba exactamente lo mismo.
Todas mis ropas se rompieron, no quede con una sola prenda, mi vergüenza no les satisfacía y decidieron tomar sus navajas y cortar cada parte de mi atormentado cuerpo, mis piernas, mis manos, mis brazos, mi rostro.
Cada punzada llego a mi alma, cada sangre llegaba a mi fe, yo quería rendirme y morir.

Me encontré con mi cuerpo desnudo tirado en la fría nieve, ¿acaso alguien en el mundo podía sentir lo que yo?... ¿acaso algunas de las personas que estaban caminando se dieron cuenta?... ¿acaso alguien volteo a vernos cuando nos encerrábamos mi hermanita y yo en nuestro cuarto, rezando para que el dragón se fuera de nuestras vidas?...
Nadie se dio cuenta, nunca nadie lo haría, harta de la vida, de cada esperanza que al final era estupidez. Todos dicen que todo estará bien, pero yo no veo el bien, nunca le hice daño a nadie, de niña solo esperaba que una navidad mi padre trajera regalos vestido de Santa Claus, como lo veía en películas. Si no le hice nada a nadie, ¿Por qué yo sufría tanto?..Al parecer no tenia nada de malo ser EMO, ellos eran como yo en todos sus aspectos.
Cuando por fin pude levantarme todos se habían ido y observe la navaja y la tomé, sin conciencia alguna, la llevé hasta mi brazo izquierdo, la apoye en él y lo presioné contra mis venas. Vi toda la sangre salir de mi, mareada y otra vez esperanzada de ver a mi madre, con mi dedo fui recorriendo esa sangre por mi, todo mi cuerpo estaba cubierto en ella, por tanto mis manos empezaron a sobar mi ser mismo y quedaron embarradas, vi la pared, en ella escribí “ mama, te extraño” y después escribí “Haylie”.

Me quede viendo mi arte durante segundos, luego caí desmayada.

Al despertar estaba en una casa distinta, no era mi casa, era muy lujosa.
-hola, al fin despertaste-el chico se volvió a la puerta para gritar-¡papa ya despertó!
-¿Dónde estoy?-apenas pude decirlo
-tranquila, yo soy Jale, te ayudaremos-
Jale era hijo del doctor que nos había informado de la muerte de mi madre. Cuando mire al techo, vi la imagen de Jesús en la cruz y una inmensa llama de esperanza se encendió en mí. ¿Ese era mi ángel?

Esa misma noche, cuando llegué a casa encontré a mi padre muerto en el mismo lugar donde había muerto mi madre, con el mismo cuchillo en la mano,
busque en la habitación a mi hermana y la encontré tirada en el suelo desmayada. La desperté y dije:
-Haylie ¿que ocurrió?
-vi a mama Hallie, el dragón se fue, ¿podemos ser felices ahora?-me dijo adormilada.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas, estaba feliz, cuando la oí decir esas palabras.
No puedo imaginarme una vida peor que la mía, yo ya no era la misma, mi rostro era deforme y mi cuerpo se hizo débil, pero entendí que eso no importaba.
Corrí hacia la fuente de Ángeles en medio de la plaza con mi hermana agarrada de mi mano, observe el rió correr. En la otra esquina estaba una mujer vestida de blanco, sabia que era ella. Tomé a mi hermana en brazos y le dije
-mira Haylie, mama se esta despidiendo-
-¡adiós mama! ¡Te quiero muchísimo!-se despidió moviendo la mano, sonriente como siempre.
Dios me enseño una cosa en esos días, que no me rinda, aun hay razones para sonreír, ¿Por qué gastar la vida en cortadas y punzadas sin sentido?, él siempre estuvo ahí, y estoy segura que nunca me dejó, no se porque lo permitía, pero no soy quien para cuestionar a nadie. Yo misma me arrepiento de haber hecho cosas tan sucias. Aún tengo a mi pequeña princesa y por ella.
Ella me enseño a seguir, a continuar, a no rendirme, por ella vivo y por ella viviré, me saco de ese mundo sangriento, ¿Cómo?, ella nunca perdió la esperanza de que esto terminaría.
Aun pienso en los EMO, no tienen la culpa de ser así, el mundo no se ha fijado en ellos. Ellos son un eco que se repite y repite y se repetirá, hasta que alguien los escuche o como aquella cortada que pide una caricia de alivio.
Yo recibí mi alivio, pero ¿y ellos?, solo piden una caricia…solo son EMOS.
Emocionales…en busca de esperanza.


FIN.

4 comentarios:

  1. ho0ola esta fantastika
    esta triste, hay esperanza eata bnn editada wo0o esta super

    buena para no ser de crepusculo hhhe...XD

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  2. hey es un poco fuerte sabes por que uno piensa que nuestro dolor esel mas fuerte en este mundo y no se pone a pensar uno que a ya a fuera hay dolores mas fuerte y dolorosos gracias por la refleccion.

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  3. jejeje gracias!..esta historia era para un concurso, no gane, pero me gusto lo que escribi, y es cierto, hay muchas personas en el mundo, hay que ponerse a pensar que no somos los unicos que lloran...y hay quienes no dejan de llorar...

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