lunes, 17 de agosto de 2009

Cap 2 Vendida para Ser Comida

Cap 2 – Compradores


Me desperté después de haber dormido incomoda, digo estaba atada a esa cama, el mismo hombre estaba a mi lado, y otra vez volvió a desamarrarme.

-vámonos, ya tienes comprador, es una pena-empezó a recorrer mi rostro y yo lo quite a prisa
-hey, hey, cálmate-me dio un enorme jalon de cabello-

Me sostenía por los brazos, presionándolos con fiereza, me dolía y mucho, pero evite lo que mas que pude quejarme, el tenia un arma, me tiro, como si yo fuese basura a una camioneta azul de puerta corrediza, ahí encontré a otras dos chicas, parecían de mi edad, 17, una de ellas no paraba de llorar, la otra me miraba analíticamente, ¿acaso yo tenia cara de problema de matemáticas?

-¿Cómo te llamas?- pregunto la tipa que parecía científica-

-B...Bella- mi voz se quebró, tenía una combinación de miedo, horror, pánico, todos los sinónimos que existen de miedo eterno-

-yo soy Angie, bueno Angélica, ¿ya te compraron?-

Me estremecí al escuchar eso

-s…si-

-a mi también- la chica plasmo su mirada al suelo-

La camioneta se detuvo, el mismo hombre, empujo por los cabellos a aquella chica Angélica fuera del carro, me asome por la ventana, y vi la figura de un hombre, de piel morena, y su rostro era horrible, sentí tanto dolor, pude ver en su mirada, que ella no quería irse, y pude ver en la mirada de ese ser que se la quería llevar de todas formas, le entrego un sobre a mi secuestrador y jalo a la chica hacia un Mercedes. Dentro del auto, un puño agonizante dejo inconciente a Angélica. ¿Ese seria mi destino?

Otra vez, tenía miedo, volví a llorar como si eso ayudara, pero solo deseaba irme a casa con mis padres. Sonara tonto, pero quiero a mi madre y a mi padre junto a mi, mis lagrimas no se detuvieron, pero el auto si lo hizo, después de horas de estar sentada ahí llorando inútilmente. Como si fuese rutina el hombre empujo a la otra chica afuera, yo era la próxima, mire por la ventana para hacerme mas miserable y era otro hombre, la metió en una limosina muy larga, y la vi alejarse.

Esta vez mis lagrimas fueron agonizantes, quería una maquina del tiempo y volver a aprender la lección mas importante, cierra todas las puertas.

Nos detuvimos después de tanto tiempo, y de tanto sollozo, que emanaba mi corazón. Era mi turno de irme, mi piel se hizo de vidrio y estaba a punto de romperse.

El hombre me jalo a mí, y me vi en el espejo de aquellas dos chicas que se fueron sin voluntad propia. Fuera de la camioneta, intente golpearle, pero no soy buena peleando.

-¡cálmate!, acepta tu destino de una vez-

-¡no por favor!, ¡no quiero ir!- y seguía llorando y ahora rogando, una esperanza de piedad-
Me sostuvo el cabello y mis brazos, eso quería decir que no en su lenguaje. Observe a mis compradores, ¿eran mas de uno?, ay no, ¡cielos por favor no!

-aquí esta- me empujo a los brazos de uno de ellos, su piel era fría, mas fría que un congelador y era hermoso, totalmente guapo. El cabello negro azabache, ojos lechosos, casi como si tuvieran sangre en ellos, rojos puros. Y su piel transparente.

Eso no me quito el miedo intenso que llevaba conmigo.

-gracias, Demetri, entrégale el dinero por favor-

El otro joven era bello también, un cabello oscuro y le llegaba a los hombros y una piel igual de pálida, entrego un sobre amarillo a mi secuestrador y lo vi alejarse hacia esa camioneta.
-oh, hueles delicioso- el hombre que se llamaba Demetri, tomo mi cabello y lo olfateo como un perro, me estremecí y el lo sintió, se alejo con cuidado-

-no es malo tener miedo- me dedico una sonrisa- me dio muchísimo mas temor del que traía.

-suficiente Demetri, recuerda que no es para ti-el joven se torno serio y no dijo nada-

-bueno vámonos-

Me subieron a un carro muy lujoso, nisiquiera estaba segura de que marca era, pero era hermoso, había una sensación de curiosidad en mí, pero seguía aterrorizada, hasta que sentí una aguja en mi brazo, ¿me estaban drogando?

De allí mi cabeza dio vueltas y vueltas durante todo el viaje. La verdad no lleve la cuenta de cuantas veces estas personas me inyectaron, al llegar no recordaba ni el nombre.

Desperté en un lugar diferente, tenia imágenes borrosas, un avión, una sensación de velocidad, algo tan extraño, yo estaba totalmente embobada, sin idea de lo que sucedía, solo sabia que había sido secuestrada y que ahora estaba en manos de mis compradores. Siempre, mi corazón, estaba atemorizado y siempre lo estaría.

-llegamos, muchacha-

Este hombre… ¿Qué planeaba hacerme?, pero que tonta pregunta, eso era obvio, el hombre salio del automóvil y entro el otro, Demetri. Quería gritar a todo pulmón ¡ayuda! Como si eso pudiese funcionar.

Demetri me cubrió los ojos con una manta negra, y me ato ambas manos, ¿esto era parte del juego?, ¡oh por favor no!, ya no sabia que sentir, tanto pánico iba a matarme, mi pecho estaba saltando a causa del corazón que se quería salir y mi piel, estaba erizada y mi estomago estaba a punto de vomitar, era buen momento para darme un tiro en la frente. ¿Dónde hay una pistola cuando la necesitas?

Después, me cargo fuera del auto, y camino por un largo trayecto, yo no pude ver adonde me llevaba, pero sea cual sea el lugar, era obvio que no era bueno.

Me quitaron el vendaje después de un buen rato, y oí cuando la puerta se cerró, aun mareada y abrumada de tantas drogas o lo que sea que me inyectaron recorrí con la mirada aquel lugar, era una habitación oscura, parecía una mazmorra, pues habían rejas en las ventanas que se mostraban sin luz por fuera, lo que me hizo pensar que talvez era de noche, observe la puerta en la que estaba apoyada, también tenia verjas, era como si yo fuese una prisionera. El suelo era hecho de mármol negro, muy pero muy brillante, mis ojos al fin pudieron ver mas claro y vislumbre varias camas, unas encimas de otras, y en una mesa había comida, mi estomago me la pedía pero mi cerebro no quería aceptarla así nada mas.

Se escucharon pisadas por fuera del cuarto y cuando se abrió la puerta, la figura de un hombre apareció, tenía una capa negra que le cubría el cuerpo y el rostro, camino muy rápido hacia una de las camas. Con rudeza y nada de delicadeza levanto a una persona de esa cama, me preguntaba, ¿quienes más estaban aquí? Era una chica, la saco ferozmente y a velocidad de un rayo salieron del cuarto, cerrando la puerta en mis narices.

Ya no comprendía nada, tan agobiada y estresada, aterrada, hambrienta, tanta angustia estaba carcomiéndome, puse mi cabeza en mis rodillas, intente no llorar, solo que no funcionaba, ya no me importaba nada, lloraba y lloraba sin consuelo, no me importaba si había mas personas viéndome, no me importaba si parecía estupido, necesitaba desahogarme con urgencia.
Una mano fría me levanto el rostro…

Fin del cap 2

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